martes, 1 de septiembre de 2015

Y ahí, bajo mi lengua,
el gusto a hormigas del café
de ciertas estaciones de servicio
gasolineras en la ruta desvencijada.
Y en la pared de los baños tu nombre
escrito a las apuradas con el lápiz de ojos.
Vamos a curtir sin fin las carreteras punteadas de postes
polvorientos atajos empañan el retrovisor.
Hay una botella en la guantera
y cada tanto
un pequeño trago nos desliza
hacia la conciencia vidriosa de la tarde.
La casetera deja escapar interminables solos de guitarra
y una armónica
empuja velozmente hacia los costados la nada.
El chevy hace ruidos al enfriarse
y los asientos contra mi cara huelen a caballos y a nafta.
Vos sudoroso y de algún modo ausente
reproducís la mueca de la combustión.
Nos acomodamos la ropa. El pelo.
Das vuelta el casete, enciendo un cigarro.
Un alambrado, un cartel que dice Ranchos.
Vamos con los ojos cerrados.
Vamos hacia el sol, con la capota baja.

-Me llamo Delicia
y para los hombres…
Deliciosa!
suelta la vieja entre grandes carcajadas,
mientras nos sirve con su brazo tatuado lleno de pulseras
dos jarras de cerveza.
Chillamos y reímos ante sus ocurrencias como niños.
No nos habíamos dado cuenta
de lo que nos pesa
el aislamiento de la ruta.
Por el rabillo del ojo observo a Delicia
y me figuro que debe tener la edad de mi madre;
ensoñación que se esfuma
cuando la pesco guiñándole un ojo a mi hombre
que se hace el tonto y sigue comiendo.
Me deslizo hacia él y suavemente
cuchicheo en su oído:
- Cuidado con Deliciosa-
Reímos.
Delicia cómplice
ahora me guiña a mí.
Pone una canción en la maquina,
no entiendo la letra
pero siento que habla de nosotros tres.

Liberata / Monte Brown/ Dakota / Texas/La alameda /Auto/ Flamingos

Vamos a ver a tu mamacita.
Oh si! vamos!
Ella esperará en el porche, rubia teñida, por supuesto.
Tomando el martini más seco, sí, como su lengua.
Y su bata, una bata de seda lila
rauda de palmeras copacabanas, se agitará levemente por detrás.
Esperará digo, fumando interminables cigarrillos
por la punta de su blanca nariz sureña.
El humo hará señales de bienvenida, mi amor
Oh mama! venimos
desde otras tierras a traerte regalos.
Oh madre!
Traemos botellas y arándanos.
Venimos con el viento atrapado en una capelina
para soltarlo en torno a los columpios.
Madre habrá glicinas?
hay glicinas en Texas? hay té helado?
vestidos acampanados ?discos de música country ?
hay la posibilidad de ver
una doma?

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