martes, 29 de abril de 2008

La enfermedad de las niñas

Larvas perlas arden
de vida fluyente bullente
en la memoria en el olor de la memoria
en el olor de la piel de los niños

mirada de niño en laconcienciadelverano
empieza a gestarse la magnitud de la piel
los frutos salvajes
los juegos
.



merienda

la ruborizada delicia
de espiar
como se cambiaba el hermano de mi amiga


abrir

la puerta para ver
lo que no se tiene
que ver
o si

la siesta

los padres haciendo algo
en la penumbra
y uno afuera
sin mencionarlo
no volver ya
como se partió
inocente
la fruta esa tarde.
Ignorante

jugar

a la casita
a la mama y al papá
una casita de frazadas en la cucheta
y la puerta siempre cerrada
para los adultos
que nerviosos intrigados
apenas recordando
interrumpen el juego
una y otra vez
para la cena.







Alejandro

fue el primer chico que
me mostró el pito
lo recuerdo aun
muertito
era un capullo rosado
una larva
nos reímos mucho
nos ruborizamos el mostraba
y yo desde lejos miraba
no toqué
después de eso
fuimos novios
tácitamente.






al acostarse

tras los parpados cerrados
las estampas del verano
se pueblan de transpiradas
turbadoras pesadillas
de peluches
casandosé
con barbies



















vaginitas

ser mama mujer linda
enfermera veterinaria modelo maestra
todo en una valijita juliana
que se pedia en navidad o reyes
ahi estaba
el futuro anhelo solapado de los padres
de la sociedad
de las vocaciones
de las niñas

para el show

practicábamos eternas coreografías de xuxa o flavia
frente a los espejos probándonos ropa
ensayando futuros
artilugios
de mujeres para enganchar hombres
reverencias
para el gran publico que siempre
nos adoraba.


los sapos

Nos pasamos todo el verano con los sapos
Al promediar enero los agarraba casi sin repugnancia
Los colgábamos de las patas
En las púas del alambre
Nos sentábamos en el piso a mirarlos
Luego algo
Un llamado materno una pelea
Nos distraía





en la quinta

Canción lenta
de la lluvia en la superficie tersa
de la pileta








Granas

en los cumpleaños
terribles peleas
llantos
-te vino a buscar tu mamá
en el auto miro por la luneta
como empiezan a jugar
a los mejores juegos,
los de la noche.

ciegos

mientras los grandes hablan
aca en la pieza
todos los chicos
jugamos emocionados
al cuarto oscuro
apenas una excusa para tocarnos
para escondernos en el placard
y darnos besos
los chicos mas grandes
saben como hacerlo
las nenas nos morimos de verguenza y de ganas
de aprender braille

escondida

una quinta con pileta de noche
basta de escondidas es aburrido
ya no nos basta con buscarnos ahora queremos descubrirnos

semáforo

desde siempre los varones
inventan
excusas
para besarte en la boca
o si sos fea
en el cachete.











La enfermedad de las niñas

I-
Solo en ese momento un suspiro un suspiro
Esa manera de perdonar lo bello
aunque cruel aunque duela
Ese perdón
amanerar lo bello



II-
Te veo mirándote al espejo
Perplejidad al ver cepilladas tus rodillas
arboladas afiladas de raspones
pelones frutívoros
Soles rosas duraznales
De carozo de yemita
Robados a cambio de un beso de higo quemador
Las yemas de los niños están sudadas
y pegajosas de la leche del higo
Del látigo del latido del higo
Y a veces tienen aftas en las comisuras de las fauces
Pelados y vueltos a pelar por la intemperie
los frutos del verano.



III-
chicos de ciudad tristes chicos de ciudad
cautivos pasajeros de las vacaciones de verano
arrojados al verano
paladeando la aspereza del campo
del hinojo de la salvia
el arrobador veneno de los paraísos
de las violetas el diente de león la flor de sapo
druidas germinando
encomendados al verano
esperando los milagrosos cambios las revelaciones
Por ese rato abandonaban todo su año lectivo
de colectivos uniformes sarampiones
videojuegos boletines divorcios y
actividades extraescolares







IV-
Eran indios salvajes eran flechas buscando
no se que secretos milagros linguales, salivales , bucofaríngeos
Eso nunca va a cambiar oh no, nunca cambiará
Mas valdría haber retrasado
glaceado el escozor
el ardor de las cerezas
Resistir el perlado sucumbir de los nísperos
No teñirse los muslos y los dientes con las moras
que pinchaban las piernas del pantalón pollera
Mas valdría no haber visto brillar las uñas rosas
pelando desgajando mandarinas
O ese dedo
ese dedo en busca de jugos
hurgando en el ombligo de la naranja
juegos secuestros rescates
Revolcones en el pasto que manchaba
las ropas y no salía
decían las madres furibundas
sabiendo oh temiendo

V-
Te acordás de ese día no?
Sabés de que hablo, no es cierto?
De lo que decían
nuestras institutrices inglesas
La mía se llamaba Stella Maris
Delicada lila ahogaba de alcanfor las partes a cubrir
Y guardaba su cepillo en el armario
Para domesticar así la belleza
Las pieles ahh! Debían pulir su transparencia
calcárea ósea fósil de vidrio arenado
de esmeril
Me enseñaba cuidadosamente
las más arteras flexiones
de las que son capaces las viejas señoras
para conservar largamente el favor de un joven
Mas valdría no haberlo escuchado
De todo lo que he sido capaz
Por complacer los caprichos
Tiernos dictatoriales
Ecuadores del flujo
Que entre mis manos pedían
Fiestas de guardar






VI-
juegos de niños con niñas
ocultas escondidas
prohibidos combates
los juegos de los niños en verano
los inquietantes juegos
las crueldades atroces sobrenombres
torturas
a los animales
a las chicas
perseguir atrapar buscar cazar
esconderse huir ser
rescatadas







VII-
esa sensación
el peso del cuerpo urgente
que no sabe
pero intuye pero busca
doblega se somete
la respiración agitada
las risas nerviosas
el combate encarnado superfluo
la floja oponible resistencia
La muñeca un poco retorcida la expectativa
El corazón arenoso
El victorioso beso usurpado
La entrega el conocimiento
La comprensión
La luz
La enfermedad de las niñas.






Celeste Diéguez

Pajarosló editora

colección 07































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